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La historia de Dante, el perro que murió «de tristeza» pocos días después de que lo hiciera su dueño

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre y Víctor Coronado lo ha vivido en sus propias carnes. Su perro, Dante, y su pareja eran inseparables, tanto que el animal fue incapaz de superar su fallecimiento.

«Muerte por tristeza» fue el diagnóstico que la veterinaria le dio a Coronado tras la muerte de la mascota, un hecho que se produjo tan solo días después de que el novio de Coronado también hubiera fallecido.

«Hoy les voy a contar cómo creo que mi perro, Dante, decidió seguir al amor de mi vida cuando falleció y cómo Dante se despidió de mí antes de irse», comienza explicando este usuario de Twitter en un emotivo hilo.

Coronado explica que en el momento en el que murió su perro tenía 8 años.

«Fue un perro muy sano, nunca se enfermó y siempre tuvo mucha energía». Es por eso que su repentina muerte le impactó aún más. La relación de Dante con su pareja, Eliot, fue muy cercana, según detalla Coronado. «Eliot lo consentía mucho y Dante era súper c

hipilon —cariñoso— con él. Así podían estar todo el día», asegura mientras adjunta una foto de ambos tirados en el suelo juntos.

Su relación cambió poco tiempo después, aunque nunca perdieron el vínculo. «Cuando Dante tenía 5 años, yo decidí regalarle a mi novio una perrita a quien llamó Nova. Nova eran sus ojos, la adoraba, se la llevó a Ciudad de México cuando se fue a vivir allá un año y la quiso muchísimo». En ese momento, D

ante se quedó con Coronado.

Pero todo dio un giro de 180 grados cuando Eliot fallece. «Nuestros perros lo resintieron muchísimo, se acostaban y solo me veían llorar, yo trataba de ser fuerte por ellos, pero no podía». Pocos días después, Coronado notó que algo no iba bien con Dante. «Al llegar del trabajo decidí sacarlos a pasear y noté que Dante no podía caminar, asumí que tenía las patitas «dormidas» y lo saqué así. Al día siguiente empeoró y tuve que llamar a la veterinaria, le hicieron estudios y quedaron de entregármelos al día siguiente».

Le hicieron todo tipo de pruebas y quedaron a la espera de los resultados. «Al día siguiente me fui a trabajar y Dante estaba bien, le hice cariños y me despedí de él. Me movió la cola y me fui contento porque lo había visto mucho mejor. Me acordé que más tarde me entregarían los análisis y pensé que no tendría nada malo». Pero para su sorpresa, al regresar del trabajo, Dante había muerto. «Se me había ido».

«Lloré tanto, no podía creer que mi novio acababa de morir y días después mi perro también me dejaba. Sentía que me estaba volviendo loco. Me dolía el alma entera». Llamó a la veterinaria y pronto le dieron los resultados de las pruebas que le habían hecho tan solo horas antes. El animal tenía muchas enfermedades, pero más allá de las consecuencias físicas, la profesional apuntó a que todo se trataba de un asunto emocional. «Muerte de tristeza», le dijo: «A los perros se les bajan tanto las defensas debido a su tristeza que se enferman de todo en cuestión de días».

Para Coronado esa respuesta le dio serenidad en esos duros momentos: «Lo entendí todo. Dante, mi perro, había decido acompañar a Eliot en su otra vida para no dejarlo solo y Nova, que era el corazón de Eliot, se había quedado conmigo». A día de hoy, Nova está muy unida a Coronado. «Siento que una gran parte de Eliot vive en ella y me recuerda al gran amor que nos tuvimos». Su dolor «sigue más vivo que nunca», pero saber que los dos están juntos, «en el cielo o en otro universo», le da la paz que necesita para continuar.

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