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¡No a la revocatoria! ¿O sí?

Por: Carlos Díaz Redondo

Médico, ex concejal y ex alcalde de Cartagena 

Se va este año, el segundo del polémico alcalde Willian Dau. Tan controversial ha sido el gobierno del autodenominado «Tractor» que Cartagena por, primera vez, se ve abocada a una real posibilidad de revocar el mandato al alcalde que eligió.

Polémico y controversial es tambien el tema de la revocatoria, al punto que para muchos cartageneros apoyarla o ser indiferente a ella es un verdadero dilema.

Tienen razón quienes afirman que con esta administración la ciudad no tiene un rumbo cierto, que da tumbos y que camina de yerro en yerro. Que el gobierno ha mostrado una absoluta incapacidad para enfrentar el dia dia, que carece de una visión clara para conducirnos a la prosperidad añorada.

Eso era de esperarse. Se cometió un error al elegir a una persona y no un proyecto. Peor aún, a una persona sin ningún proyecto.

No les falta tambien razón a los que advierten que una revocatoria podría ser otro salto al vacío que podría abrir un portillo por dónde regresarían al poder unas castas politiqueras corruptas, corresponsables de la crisis actual. «Es mejor esperar a ver si el barco endereza el rumbo; mientras, los corruptos están maniatados», piensan.

Se guarda la esperanza que gobierno y ciudadanía trabajen juntos construyendo espacios de participación y vigilancia de las actuaciones públicas y privadas, aportando al combate de la abominada corrupción.

Lamentablemente eso no ha sucedido, ni hay certeza de que la administración encuentre un norte, ni es tan cierto que la corrupción esté maniatada. La fotografía de la ciudad nos la muestra descuadernada y al garete. Y nada hace pensar que eso cambie para bien; por el contrario, el cuadro tiende a empeorar.

¿Qué hacer entonces?
Empecemos por estar de acuerdo en que, con Dau o sin él, lo que Cartagena necesita es un proyecto de ciudad; un genuino PACTO CIUDADANO que produzca la confluencia de todos los intereses que movilizan la vida económica y social.

Iniciando por lo que nos es común y nos une: una ciudad con prosperidad colectiva, más segura, con una infraestructura que asegure calidad de vida de sus ciudadanos, competitividad y en armonia con un medio ambiente sano.

Ahora bien, esa confluencia requiere de convocantes y facilitadores. Y ciertamente ese logro ha resultado esquivo para varios actores que lo han intentado en los últimos años.

Después del exitoso y poco reconocido Plan Estratégico Cartagena 2011 que propuso en principio un sector gremial y que fue liderado con fervor por la Administración Distrital en el 2001, y que dejó positivos resultados, por diferentes razones no se ha podido implementar algo igual o parecido.

De aquel ejercicio de cooperación y trabajo en equipo se obtuvo que Cartagena culminara exitosamente un Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado que sacó a la ciudad de la condición de insalubridad, la realización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe que nos dejó una importante infraestructura deportiva y nos permitió poner nuestros atributos como ciudad turística y de negocios a la vista de América.

El inicio de la Via Perimetral de la Ciénaga de la Virgen, obra que podría ser jalonadora de renovación urbana y progreso de esa zona de la ciudad. Tambien un Plan Maestro de Turismo, la obtención de los recursos de la Nación para la implementacion de un nuevo sistema de transporte masivo de pasajeros, y que Cartagena fuera escogida para que se hiciera el Plan de Ampliación de la Refinería de Ecopetrol, entre otros logros.

Si ya la experiencia demostró que nos conviene pensar juntos, planear juntos y actuar juntos, no hay duda que debemos volver a hacerlo.

¿Qué tal si apoyamos que representantes de los medios de medios de comunicación, entre ellos el diario y los canales de televisión locales, los más serenos analistas de los portales de Internet que operan desde Cartagena, de los jóvenes y profesores universitarios, del clero, entre otros, convoquen y moderen un Diálogo Ciudadano que nos lleve a enfrentar la crisis y salir adelante con éxito?
Ese podría ser un camino, vamos a intentarlo. ¡Yo creo que sí se puede!

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