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Al oído de Dumek: ¿la solución es cambiar el nombre de la Plaza de Toros, a ‘Plaza de Todos’?

Sin lugar a duda que resignificar la Plaza de Toros Cartagena de Indias, es una tarea compleja desde todo punto de vista.

Por eso hay que evitar el facilismo de los que creen que el asunto se resuelve cambiando una letra y, ¡Zas! “¡Ya está!nombrémosla: LA PLAZA DE TODOS!» y problema resuelto.

Tampoco se puede hacer pensando como el Padre Adán, el primer hombre de la Biblia, en los tiempos en los que, según nuestro literato más ilustre, las cosas no tenían nombre y se les adjudicaba existencia señalándolas con el dedo o recurriendo al «bembeo».

Hay que renombrar la Plaza de Toros para darle un sentido y un significado que reconozca y fortalezca la identidad de los cartageneros.

Para que pueda seguir siendo nombrada «PLAZA», hay que colocar en el centro de la arena, un elemento que evoque el sentido urbano de lugar abierto delimitado por sitios y espacios que obligan a la circulación del público.

¿Cuál sería ese elemento?¿ Una fuente? ¿Un escenario circular y giratorio desmontable? Eso es tarea para diseñadores, ingenieros, arquitectos y urbanistas.

Alcalde, eso hay que resolverlo antes de tomar la decisión de seguir llamándola PLAZA y no tener que considerarla como un estadio, arena o coliseo.

Cumplida esa tarea, ¿qué nombre le pondremos?

¿El del cubano PEDRO ROMERO? Bien cierto es, señor Alcalde, que hace falta un espacio público que honre la memoria del Líder de los Artesanos de Getsemaní cuyo cuerpo de lanceros fue decisivo en la gesta novembrina de 1811.

Este héroe se lo merece.

Allí, en el acceso, considerando el conjunto urbano, pudiera llevantarse un Monumento a los LANCEROS DE GETSEMANÍ con la fuerza suficiente para movilizar las corrientes del turismo.

Y anualmente, un Festival Internacional de Sones y Danzones afroantillanos.

¿El de PLAZA ANTONIO CERVANTES?

El bolivarense que le enseñó a los colombianos «la cultura del ganador», nuestro Primer Campeón Mundial, el que puso el nombre de nuestro país en el titular amable del deporte en el mundo, merece un espacio monumental, del tamaño de sus glorias. Pambelé se lo merece, aún estando vivo.

Colombia entera sabe que por él entendimos que podíamos ser LOS MEJORES. Allí, y en su honor, ahora cuando se desterritorializan las Justas Deportivas de alcance Universal, pudiera organizarse y en su honor, una etapa o fase del Circuíto Olímpico del Boxeo.

¿El de PLAZA JOE ARROYO?

Barranquilla lo acogió y lo hizo grande. «La Arenosa» levantó en su honor una estatua de tamaño heróico que recuerda al malogrado genio musical, parido en las entrañas africanas de la Cartagena de Indias.

Que la Ciudad eternice su memoria, es apenas una justa retribución para quien, con LA REBELIÓN, puso a vibrar el sentimiento universal de la lucha contra cualquier forma de opresión. Allí, y en su honor, pudiera celebrarse un festival anual de música africana.

Lo que no podemos, señor Alcalde, es cambiar los nombres de lugares emblemáticos solo para halagar la vanidad de algún politico poderoso que, valido de su poder, pretenda borrar la historia de la Ciudad.

AL OÍDO DE DUMEK

Por: Giovanni Mezza

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