“Ciego, sordo y mudo, así está Dau, lo llamamos para analizar la inseguridad y no responde”
El estado de inseguridad en las principales capitales del país es deplorable. Atracos, guerras internas entre grupos delincuenciales, el microtráfico, extorsiones, son lo algunos de las complejas problemáticas del país. Sin embargo, en Cartagena la situación es más que preocupante.
Sectores donde la ciudadanía se sentía con cierto grado de tranquilidad, han sido permeados por el sicariato. El asesinato a sangre fría de Jorman Meléndez, la madrugada de este lunes festivo, puso al descubierto las falencias de una ciudad tomada por la delincuencia.
La Policía metropolitana que ha sido impotente y poca efectiva para contener a los malandrines, se puso a la tarea de encontrar los autores materiales del crimen. No es para menos, los sicarios se burlaron de la fuerza pública: un barrio como Bocagrande, con una sola entrada y salida; teniendo un CAI estratégicamente ubicado es para que fuera la panacea en materia de seguridad. ¡Que va!.
Por su parte, el alcalde William Dau, ha preferido guardar silencio. Quizás es más efectivo cazar alguna pelea con un concejal o pretender quitar el letrero de Blas de Lezo que actuar contundentemente contra los bandidos que tienen a la ciudadanía arrinconada en un margen estrecho de miedo y angustia.
Para colmo de males, se conoció que los vecinos y residentes del barrio Bocagrande, han intentado comunicarse con el burgomaestre, para pedir un espacio y concretar acciones para devolver la tranquilidad al barrio y ha sido imposible.
Se conoció que Andrés Rico, presidente de la Junta de Acción Comunal ha intentado por todos los medios posibles dialogar con Dau y solicitar un consejo de seguridad y no ha sido posible.