Las abejas, incansables trabajadoras de la naturaleza, también necesitan un respiro. Después de horas de vuelo, recolección de polen y zumbido incesante, algunas se quedan dormidas dentro de las flores. Este comportamiento ha sido documentado en distintas especies, donde, agotadas, buscan refugio entre los pétalos y permanecen inmóviles por un tiempo.
Más allá de recuperar energías, este descanso accidental también beneficia a la polinización, ya que su contacto con el polen facilita la fertilización de las plantas. Un recordatorio de que, incluso en el mundo natural, el descanso es una parte fundamental del trabajo.
