A partir de abril de 2025, el Gobierno Metropolitano de Tokio implementará una semana laboral de cuatro días para empleados públicos. La medida, promovida por la gobernadora Yuriko Koike, busca enfrentar la baja natalidad y el envejecimiento poblacional al facilitar una mejor conciliación entre la vida laboral y familiar.
Japón atraviesa una crisis demográfica alarmante: en 2023, solo se registraron 727.277 nacimientos, y la tasa de fertilidad es de apenas 1,20 hijos por mujer, lejos del 2,1 necesario para el reemplazo generacional. Además, más del 29% de la población tiene más de 65 años, lo que genera una enorme presión social y económica.
La reforma también incluirá horarios flexibles y permisos especiales para el cuidado de hijos menores de tres años, permitiendo a los trabajadores reducir sus jornadas hasta en dos horas diarias. Se espera que estas medidas impulsen la natalidad y promuevan una mayor igualdad en el ámbito laboral entre hombres y mujeres.
