El recién elegido Papa León XIV ha causado un fuerte revuelo internacional tras tomar decisiones que marcan un evidente viraje hacia posturas conservadoras dentro de la Iglesia Católica.
Una de sus primeras acciones fue ordenar el retiro de la bandera LGBTIQ+ del Vaticano, símbolo que había sido izado durante el pontificado anterior como muestra de respeto y apertura hacia la diversidad. Este gesto ha sido interpretado como una señal clara de distanciamiento frente a los avances en inclusión que se habían logrado en años recientes.
En sus primeras apariciones públicas, León XIV ha evitado cualquier referencia a la comunidad LGBTIQ+, lo que ha encendido las alarmas en organizaciones de derechos humanos y colectivos que defienden la diversidad. Muchos temen que esta omisión, sumada a sus mensajes con tono marcadamente tradicional, implique un retroceso en el camino hacia una Iglesia más abierta y acogedora.
Hasta el momento, el Vaticano no ha emitido declaraciones oficiales que aclaren estas decisiones, pero el inicio del nuevo papado ya ha dejado ver una clara ruptura con el enfoque de su antecesor.
