Paises Bajos se vio obligado a cerrar algunas de sus cárceles debido a la falta de presos
Contrariamente a la tendencia en la mayoría de los países europeos, los Países Bajos han experimentado un notable descenso en su población carcelaria.
Este fenómeno ha sido tan significativo que el país ha comenzado a alquilar celdas a Bélgica y Noruega. Este cambio se atribuye a una combinación de políticas de reinserción eficaces, penas cortas, sanciones financieras y consideraciones presupuestarias.
En la prisión de Norgerhaven, ubicada en el norte de los Países Bajos, las celdas vacías ahora albergan a 242 prisioneros noruegos.
Desde 2014, el país ha cerrado 23 cárceles, reconvirtiéndolas en muchos casos en viviendas y hoteles. Esta tendencia es reflejo de la tercera tasa más baja de encarcelamiento en Europa.
Las condenas en los Países Bajos han disminuido un 27% en la última década, y sorprendentemente, el número de delitos cometidos se ha desplomado un 40% en el mismo periodo.
Expertos atribuyen esta reducción a dos factores principales: la legalización de las drogas y las exitosas políticas de reinserción que han logrado reducir las tasas de reincidencia.
Las medidas alternativas para la reinserción social han jugado un papel crucial. Uno de los sistemas más efectivos ha sido el seguimiento electrónico de los condenados por delitos menores, permitiendo que estos individuos permanezcan activos y localizados mientras contribuyen al crecimiento del país.
Además, otros criminales dedican ciertas horas del día a trabajos sociales en beneficio de la comunidad.
Los Países Bajos parecen haber encontrado un sistema de rehabilitación que funciona, con una notable reducción en el número de delitos y una disminución en la población carcelaria. Aunque algunas dudas y preocupaciones subsisten, los resultados fríos demuestran que el sistema neerlandés está logrando sus objetivos.