Sebastián Corral: A sus 91 años, uno de los últimos testigos de la «esclavitud legalizada» en EE.UU.
A los 91 años, este inmigrante es uno de los últimos supervivientes de la «esclavitud legalizada» en EE.UU.
Sebastián Corral, un anciano de 91 años, conserva nítidos recuerdos de su llegada a Estados Unidos en 1953. Aunque muchos de sus recuerdos se han desvanecido con el tiempo, él evoca vívidamente cómo fue recibido en el país. Corral recuerda cómo los trabajadores eran obligados a desnudarse y rociados con insecticida, y cómo sus manos eran inspeccionadas para asegurarse de que podían soportar el duro trabajo que les esperaba. A pesar de haber sido invitados por el gobierno de Estados Unidos, él y muchos otros se sentían indeseables.
«Te sentías humillado. Te sentías como si no fueras nada, a pesar de que habías venido a trabajar y a superarte», expresó Corral en una reciente entrevista con CNN vía Zoom desde su hogar en Vado, Nuevo México.
Este mes, Corral revivió esos primeros momentos en Estados Unidos durante una visita al antiguo Centro de Recepción de Braceros de Río Vista en Socorro, Texas, que ahora es un Monumento Histórico Nacional. Corral fue uno de los invitados de honor en la ceremonia de develación de las placas.
Entre 1942 y 1964, más de 4 millones de trabajadores, conocidos como braceros, cruzaron la frontera gracias a una asociación entre EE.UU. y México. Este programa, cuyo nombre deriva de la palabra española «brazo» debido al arduo trabajo agrícola que realizaban, tenía la intención de proteger a los trabajadores de la discriminación, pero en la práctica muchos braceros enfrentaron condiciones muy duras.
Años después de la finalización del programa, uno de sus antiguos directores lo describió como «esclavitud legalizada» en una entrevista con el Dallas Morning News. «Tenían tanto miedo de estar lejos de sus hogares y de no enviar dinero a sus familias que se sentían bastante esclavizados», dijo Lee G. Williams, exfuncionario del Departamento de Trabajo.
Yolanda Chávez Leyva, profesora asociada de la Universidad de Texas en El Paso, afirma que el programa bracero es un capítulo significativo y frecuentemente pasado por alto en la historia de Estados Unidos.
