‘El monstruo de mi cuarto’: la verdad tras el crudo relato que ganó concurso ‘Medellín en 100 palabras’
Miguel Ángel López, de 16 años, se atrevió a contar la realidad de miles de menores de edad que viven con sus abusadores en Colombia.
“Cada vez que voy a dormir puedo ver que en la esquina de mi habitación se para el monstruo para verme mientras duermo. (…) Puedo sentir su mirada más y más profunda, como si sus intenciones se escucharan a gritos”, relata una parte del cuento ganador de la categoría juvenil del concurso Medellín en 100 Palabras.
Miguel Ángel López vive en el barrio Aranjuez de la ciudad de Medellín, tiene 16 años cumplidos y lleva cuatro años participando en el concurso. Esta es la primera vez que gana.
Y no es para menos, su cuento toca las fibras más profundas de quienes en la niñez o la adolescencia han tenido que pasar por la experiencia de vivir bajo el mismo techo con su abusador.
“Siento que son temas que aunque muchos pasan por eso, les da miedo hablarlo, porque sus papás o cuidadores no los escuchan, piensan que son babosadas que dicen los niños”, manifestó Miguel.
Según las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entre el primero de enero y el 30 de noviembre de 2022, se practicaron 843 exámenes medicolegales por presuntos delitos sexuales en la ciudad de Medellín.
Para 2022, más de 25.000 menores de edad fueron víctimas de violencia sexual en todo el territorio nacional, mientras que más de 400 fueron asesinados, según los datos proporcionados por la Policía Nacional.
De hecho, Miguel conoció de cerca varias historias de sus compañeros de clase y amigos, una de estas por parte de una amiga fue la que más lo conmovió, y por la cual se inspiró.
“Su mamá nunca le creyó, se lo guardó siempre, desde que tenía 12 años, y un día no aguantó más y me lo contó a mí, ella me tuvo la confianza porque no se sentía acogida por sus familiares, eso realmente me tocó”, asegura el joven de 16 años.
El relato de Miguel deja una incógnita, no es claro a qué tipo de abuso se refiere, nunca lo especifica, lo único que deja ver es el sentimiento de inseguridad que vive la víctima y es quizás eso, lo que permite que más personas puedan identificarse.