Mujer ganó 10 millones de euros en la lotería y 10 años después no le queda ni un solo peso
El escritor y poeta Oscar Wilde dijo: «Ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad». Esta frase la puede tener muy presente una mujer que ganó un premio de 10 millones de euros en la lotería y, una década después, no tenía nada.
Sharon Tirabassi, una mujer de Ontario, Canadá, vivía en un apartamento humilde con sus tres hijos y no podía permitirse un coche. Pero de la noche a la mañana, su suerte cambió al ganar un premio de lotería. Era 2004.
Se casó, se compró una casa y tuvo tres hijos más. El problema es que la mujer entró en una espiral de gastos sin control: viajes, coches de alta gama, ropa de diseño y donaciones a amigos y familiares.
Por ejemplo, llegó a llevarse a sus amigos devacaciones a Las Vegas, a Cancún o al Caribe. Todo lo pagaba ella. Y en su garaje tenía un Hummer amarillo, un Mustang, un Dodge Charger y un Cadillac Escalade.
También les dio a sus padres 1 millón de dólares y dividió 1,75 millones de dólares entre sus cuatro hermanos. Tirabassi compró varias casas en Hamilton para alquilarlas a familias a un precio asequible.
Además, pagó alquileres de conocidos, ayudó a una amiga cuando su marido fue a la cárcel y financió a dos amigos para que iniciaran un negocio. Cuando se quiso dar cuenta, habían pasado nueve años y solo le quedaban 750.000 dólares. Solo en los tres primeros años había despilfarrado la mitad de su premio.
«No crees que alguna vez se vaya a acabar», dijo Tirabassi en declaraciones recogidas por The Sun.
Los problemas se agudizaron cuando su marido, Vinny, estrelló su Mustang cuando conducía bajo los efectos del alcohol, por lo que acabó en prisión durante 18 meses. En 2011, volvió a ser detenido por conducir sin carné y en todo este proceso, perdieron su casa.
Diez años después, a Sharon Tirabassi no le quedaba nada de lo que había ganado: «El dinero es la raíz de todos los males. Todo era divertido al principio, pero ahora ha vuelto a la vida», dice la exmillonaria.
Ahora, la familia vive al día y tratan de enseñar una lección a sus hijos: «Estoy tratando de que aprendan que tienen que trabajar por dinero. Cuando me piden dinero, les digo que no tengo hasta el día de pago. Hay que esperar», sentencia.