Opinión

A propósito de la Mariamulata: el duro señalamiento que el abogado Jaír Caro Villalba hizo contra Judith Pinedo

Como si fuera un cuento de hadas; medios noticiosos locales vienen divinizando la salida de la cárcel; de la exalcaldesa Judith Pinedo -la mariamulata; la que ahora; pretende mostrarse ante los cartageneros como una “victima” del sistema; para despertar la simpatía popular, hacer que se olviden de lo que paso, captar votos y convertirse en la continuación del gobierno de William Dau por 4 años más.

Lo único que le falta es que se dé por amenazada; a lo cual hay que sumarle el reciente “el milagrito” que le hizo tal vez, San judas Tadeo; pues supuestamente no se sabe quién le pago los casi 70 millones de multa que tenía pendiente con la Contraloría para poder aspirar a la alcaldía.

Dice un adagio que quien no conoce su historia está condenado a que se la repitan; por lo que, no se puede olvidar que la influencia, de los amigos de esta señora ante las altas cortes le ha permitido históricamente escabullirse de las situaciones en que se ha visto envuelta.

Es de recordar que cuando le anularon su elección de Alcaldesa porque su esposo era defensor regional del pueblo de Bolivar y por tanto autoridad, nominador y ordenador de gasto; a pesar de estar condenada, también arreglo el asunto en la fría Bogotá como ahora; los jueces sabrán que paso.

Lo cierto es que al igual que un heredero desagradecido; cuando ella llego a la Alcaldía, propuso e intento vender todas las propiedades del distrito en la isla de Tierra bomba, lo que afortunadamente para los isleños el concejo de entonces le impidió hacer.

Ya recibido el beso del malandrín Dau como señal de ser ella su candidata para continuar el desgobierno de estos 4 años; aunque la inhabilidad le hace sombra; y ahora sin tener bola de cristal para adivinarlo.

Apuesto a que se postulara a alcaldía; llorara ante las cámaras; y comenzara a culpar a los concejales que tuvieron le valor civil de evitar que por una suma irrisoria se vendiera una porción de playa que ya no es playa, pero sigue quedando frente al mar.

Eso no será más que una estrategia populista para generar la solidaridad social a un acto de venta que estuvo mal muy mal y que hizo perder a los cartageneros un pedazo de su playa.

¿Y cómo quedó todo? Pues el Hotel Dann se quedó con la porción de playa que compro; allí construirá un costoso y lujoso edificio; ningún cartagenero puede sentarse ya allí; y la triste suma de dinero que pago a la alcaldía por eso, ya no existe ni en las fotos, se esfumo, no logro ningún bienestar a la ciudadanía.

Se vendió y no se vio en que se invirtió la plata; Que buen negocio, pero para ellos.
Ahora viene a rasgarse las vestiduras; pero el pueblo cartagenero ya ha visto mucho y no cree eso; ahora llorara frente a las cámaras y señalara con el dedo; siendo que la única culpable de su desventura fue ella misma; y de seguro pensaría otra vez en vender otra parte de Cartagena; que sería esta vez? La playa de las tenazas?

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