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Apareció un pez remo y disparó hipótesis sobre la llegada del fin del mundo: ¿qué tan cierta es esta teoría?

El pez remo, también conocido científicamente como Regalecus glesne, es un pez de aspecto inusual que habita en las profundidades oceánicas. Su longitud puede alcanzar hasta 11 metros, lo que lo convierte en uno de los peces óseos más largos del mundo, de acuerdo con National Geographic.

Recientemente, la aparición de varios ejemplares en costas de diferentes países generó una ola de especulaciones y teorías.

Uno de estos avistamientos recientes tuvo lugar en el Mar de Cortés, cerca de Cabo San Lucas, en Baja California Sur. El ejemplar, conocido también como “pez terremoto”, fue encontrado por pescadores deportivos mientras estaba siendo atacado por tiburones.

Su inusual tamaño sorprendió tanto a los locales como a los turistas. Los mitos populares aseguran que este pez solo aparece cuando un terremoto está a punto de ocurrir.

La fama del pez remo como “el pescado del fin del mundo” proviene de antiguas leyendas japonesas. Según el folclore de ese país, estos peces emergen a la superficie antes de grandes desastres naturales, especialmente terremotos y tsunamis.

Esta creencia se popularizó tras el devastador terremoto y tsunami de Fukushima en 2011, cuando se reportaron varios avistamientos de peces remo en las costas japonesas antes del desastre.

Aunque las leyendas sobre el pez remo son fascinantes, los científicos advierten que no hay evidencia concreta que respalde la idea de que estos peces puedan predecir terremotos.

Los investigadores sugieren que el pez remo podría subir a la superficie debido a cambios en las corrientes oceánicas, temperaturas, o cuando están enfermos o heridos, y no necesariamente como una señal de desastres inminentes.

Biólogos marinos y expertos en sismología estudiaron el comportamiento del pez remo para tratar de entender mejor estos avistamientos.

Aunque algunas teorías sugieren que pueden estar relacionados con movimientos tectónicos, la mayoría de los científicos coincide en que se necesita más investigación para establecer cualquier conexión directa.

Lo que es claro es que estos peces son extremadamente sensibles a los cambios en su entorno, lo que podría explicar su repentina aparición en aguas superficiales.

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