Diana Armstrong: La mujer con las uñas más largas del mundo y su conmovedora historia
A sus 64 años, la estadounidense Diana Armstrong ha roto un récord que se mantenía desde 2008, al poseer las uñas más largas en un par de manos femeninas. Sin embargo, detrás de este impresionante logro, se esconde una historia de dolor y resiliencia, pues Diana no se ha cortado las uñas desde 1997.
Según medios estadounidenses, la uña del pulgar derecho de Diana es la más larga, midiendo 138.94 cm, mientras que la más corta, la del dedo meñique izquierdo, mide 109.2 cm. Cuando baja las manos, sus uñas tocan el suelo sin dificultad, lo que dificulta muchas de sus actividades diarias.
El sitio web de Guinness World Records señala que cada uña de Diana tarda hasta 10 horas en limarse y pulirse. Para esta labor, utiliza una herramienta de carpintería llamada Minitorno y puede gastar hasta 20 botellas de esmalte, tardando entre cuatro y cinco días en pintarlas.
Además, Diana debe maniobrar de manera especial para realizar tareas cotidianas como subirse los pantalones o abrir una lata. Por ejemplo, abre el refrigerador con los pies y también los usa para recoger objetos del suelo. Vestirse también es un desafío, prefiriendo evitar cremalleras y optar por vestidos.
En cuanto al uso del baño, Armstrong no reveló problemas específicos en casa, aunque mencionó que los baños públicos le presentan dificultades, obligándola a usar el cubículo más grande.
La historia de sus uñas comenzó en 1997, una mañana en la que Diana se levantó para comprar víveres para el desayuno. Era estilista y solía dejar todo listo antes de ir a trabajar. Sin embargo, su hija mayor la llamó alarmada porque su hermana Latisha no se despertaba. Desafortunadamente, la joven de 16 años había fallecido por un ataque de asma mientras dormía.
Este trágico evento sumió a Diana en una profunda depresión, ya que su hija Latisha era quien le arreglaba las uñas cada fin de semana. Dejó su trabajo y se convirtió en ama de casa, permitiendo que sus uñas crecieran como un tributo a su hija. Diana asegura que cada vez que mira sus uñas, piensa en Latisha.
Sus hijos intentaron convencerla de que se cortara las uñas, pero ella siempre les decía que se ocuparan de sus propios asuntos. La relación fue tensa hasta que les explicó que conservar sus uñas era una forma de mantener viva la memoria de Latisha.
«Cada vez que me miro las uñas pienso en mi hija. Creo que es mi ángel de la guarda», comentó Diana.