Ciencia

El fósil de un antiguo tiburón de la era de los dinosaurios resuelve un misterio de siglos

Durante el período Cretácico, un género de tiburones navegaba por el mar con hileras de dientes inusuales.

Estos dientes, en su mayoría grandes y redondeados, no tenían como función cortar a sus presas, sino triturar criaturas con caparazón.

Sin embargo, desde su descubrimiento en el siglo XVIII, los científicos han tenido que especular sobre el aspecto del resto de este antiguo depredador.

Ahora, unos restos hallados en unas canteras de piedra caliza del noreste de México dan por fin a los investigadores una idea más clara del aspecto del tiburón, incluido un fósil que muestra casi todos los elementos del esqueleto y un contorno del cuerpo de tejido blando del espécimen.

Según un estudio publicado en abril en la revista académica Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, el hallazgo también revela en qué lugar del árbol evolutivo de los tiburones se situaba el género, conocido como Ptychodus, y otros rasgos hasta ahora desconocidos de este «viejo enigma».

«El hallazgo de los restos óseos en México no sólo nos permite unir estos dientes que llevan mucho tiempo buscando un esqueleto”.

“Sino que también nos permite, como científicos, revisar nuestras hipótesis anteriores sobre su biología y relaciones y ver en qué acertamos y en qué nos equivocamos», afirma en un correo electrónico el Dr. Eduardo Villalobos Segura, coautor del estudio y profesor adjunto del departamento de Paleontología de la Universidad de Viena, Austria.

Los expertos afirman que el descubrimiento también aporta información sobre la historia evolutiva de los tiburones que habitan nuestros océanos en la actualidad.

La mayoría de las especies de Ptychodus vivieron hace entre 100 y 80 millones de años, a finales del Cretácico.

Los yacimientos en los que se descubrieron los fósiles en Nuevo León, México, cerca del municipio de Vallecillo, datan de hace aproximadamente entre 93,9 y 91,85 millones de años, explicó Villalobos Segura.

Como los esqueletos de los tiburones están hechos de cartílago, no se fosilizan bien, por lo que los arqueólogos sólo suelen encontrar dientes y pocos restos óseos.

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