Abogado, especialista en Derecho Constitucional
El día de ayer Cartagena tuvo que enfrentar una de las manifestaciones más violentas de los últimos años. Un amplio gremio de mototaxistas, se levantaron en contra de las recientes decisiones del alcalde William Dau, por considerar que atentaba contra su derecho al trabajo. Sin embargo, lo que se esperaba que fuera una protesta pacífica, se convirtió en un acto delincuencial que conmocionó y consternó a la población Cartagenera. Los atracos, las peleas, los incendios, la destrucción de aproximadamente 24 buses de Transcaribe, los ataques en contra de las autoridades policiales, se tomaron las calles de la ciudad. Hoy nadie ganó. Por el contrario, todos perdimos.
Era de esperarse que las medidas implementadas para regular y restringir una modalidad de transporte insegura e ilegal, que surgió como respuesta al incremento del desempleo, la falta de educación y de oportunidades, no recibiría la acogida de quienes hoy viven de él. Pero, la violencia, la rebelión, la retaliación contra el mismo pueblo, jamás será la solución a este problema. Si el gremio de mototaxistas convierte a Cartagena en un caos y la máxima autoridad administrativa de la ciudad no cuida lo que expresa mediante las redes sociales, ni presenta propuestas de arreglo, seguiremos siendo blanco de actos de delincuencia que se ocultan tras una fachada de protesta.
La forma en la que William Dau actúa frente a este problema social, nos demuestra que la ciudad hace mucho se salió de su control. Lo que vive Cartagena es una advertencia de lo que puede ocurrir si nos equivocamos al escoger al próximo presidente, así como nos equivocamos al escoger al alcalde. Hoy nos lamentamos y rasgamos las vestiduras ante la impotencia que causa ver la ciudad amedrantada, pero todo lo que vivimos es producto de la ingobernabilidad, la falta de autoridad, la intolerancia y la ignorancia del pueblo…
No sabemos cómo será el día de mañana, pero lo que hoy sé, es que nuestra amada Cartagena no está ganando. Todos perdemos, todos tenemos la culpa, pero también, todos tenemos la solución.