Abogado, especialista en Derecho Constitucional
Las desgarradoras imágenes que le han dado la vuelta al mundo, muestran el drama que se vive en Kabul. El terrorconllevó a que muchos afganos, deseosos de escapar de su cruel realidad, se aferraran al fuselaje de los aviones a punto de despegar, perdiendo su vida en el intento.
El extremismo de los talibanes tiene a la población afgana en un pánico colectivo, en especial por la vida de las mujeres y los niños, quienes serían los más afectados a causa de sus prohibiciones absurdas y sus prácticas amparadas por la interpretación ultraortodoxa y perversa de la convicción religiosa de quienes hoy, con el uso de las armas tienen el control y el poder.
En Colombia, no somos partícipes de una situación idéntica a la que se vive Afganistán, pero es imposible ocultar que existe y siempre ha existido la violencia, que en nuestros días han aumentado los casos de corrupción, que vivimos en un narco estado, sin garantías para el pueblo y una justicia que favorece al “más poderoso”.
Pronto estaremos en campaña presidencial, y ya se escuchan menciones de precandidatos. En las últimas elecciones presidenciales la mayoría del pueblo eligió al centro democrático, por no permitir que la izquierda, llegara a ocupar la silla del primer cargo del gobierno. Tal vez con este sofisma, caí en el auto engaño de votar por un partido y no por un proyecto de gobierno. El miedo, la inmadurez política y la falta estudio dejaron como resultado una mala elección.
Solo confesándome, pidiendo perdón a Dios y a la patria por tan grande error, mi conciencia está un poco más tranquila. El presidente IVAN DUQUE, desde el primer día de su gobierno demostró una línea de respeto y me atrevo a decir temor reverencial por su partido político. Si bien es cierto, la izquierda no ganó el control y el poder en Colombia, también es cierto que los colombianos, no han ganadoabsolutamente nada.
Entregamos al país en manos de un inexperto, que sólo lo conduce hacia el retraso. El desempleo aumenta, los servicios públicos esenciales en las regiones son una quimera, los ideales y los proyectos encaminados a mejorar la vida de los ciudadanos se ven empañados por los hechos de los altos funcionarios que acompañan al gobierno. Lossetenta mil millones de pesos de anticipo entregados en el contrato diseñado para la conectividad de las escuelas de los lugares más apartados, fue a parar a manos de polémicos personajes. Si contamos con un poco de suerte, tal vez dentro de diez o veinte años, recibiremos la gran noticia de que la Corte Suprema de Justicia los encontró culpables de recibir tal anticipo y serán sentenciados con una pena de tres años, que será cumplida en la comodidad de sus hogares ante la incapacidad del INPEC de encontrar un cupo en una cárcel, y bajo el argumento de que los condenados no significan un peligro para esta sociedad.
El tal-Iván que nos gobernará hasta que volvamos a cometer el mismo error y elegir a otro incapaz, pasará a la historia como el estadista que afrontó la pandemia más cruel en la historia del siglo XXI, pero que sus obras en beneficio de la sociedad fueron escasas y casi nulas. Un nuevo expresidente que andará con un ejército de escoltas que conducirán camionetas de alto blindaje, pagados con impuestos recaudados con las próximas reformas tributarias. Y así hasta que la historia se repita, de cuatrienio en cuatrienio, porque a esto estamos condenados hasta que decidamos votar consciente y sabiamente.
De lo que hoy vivimos, sólo recordaremos que estuvimos sometidos cuatro años a un gobierno corrupto e indiferente ante los problemas de la sociedad, gobernados por un tal-Iván.