Cartagena

“Estoy pensionado gracias a Don Pedro”, esta y otras anécdotas del empresario Pedro Manuel Pereira – Pemape

 

Pedrito Pereira Caballero hijo del empresario, Pedro Manuel Pereira Ramos; rinde homenaje a su padre hoy día de su natalicio, compartiendo las principales anécdotas de Pemape como también era conocido.

Recuerdo una anécdota con la familia Arrazola y es que estando mi padre entrado en años se enteró que el “Godito” Arrazola estaba enfermo y, entonces, me pidió que fuera hasta su casa a expresarle en su nombre nuestros mejores deseos; y así lo hice, pero el señor me dijo:

“Mijo dile a Pedro que ya está bueno de agradecimientos. Entonces, yo le di el recado a mi papá, y de inmediato me dijo hijo : “El agradecimiento es para toda la vida”.

Tengo que decir que mi padre fue un apasionado por el deporte. El béisbol le gustaba, pero el boxeo le encantaba. Apoyó a Leonidas “Mano de Hierro” Asprilla, quien no pudo ser campeón. Recuerdo de niño sentado con el ring side en la Plaza de Toros viendo los combates de Antonio Cervantes “Kid Pambelé” frente a Chank King Lee y Victor Montilla.

Pemape también incursionó en la política con Cecilio Montero , Josefina de gomez Naar , Rodrigo Barraza y fue diputado a la Asamblea de 1990 a 1992 en el ala conservadora de su amigo de siempre, el doctor Rodolfo Segovia Salas. También fue funcionario de la Caja de Previsión Social donde construyó una gran amistad con Carlos Mendivil Ciodaro y su esposa.

Podemos decir que mi padre fue un visionario en el tema del transporte, pues siendo alcalde Manuel Domingo Rojas, con quien construyó una gran amistad, pudo cristalizar la idea de crear el transporte ejecutivo con las empresas Adestracosta y Etrans.

Resultó ser el primer servicio con choferes uniformados, aire acondicionado y rutas más largas que llegaban hasta Bocagrande, pues antes los buses llegaban hasta el parque de La Marina y los pasajeros debían hacer transbordo hacia otros barrios.

También tuvo la visión de proyectar el servicio de transporte público de pasajeros a los corregimientos de la Zona Norte. Este fue su último proyecto, el que denominó la ruta de la paz y pese que le dio perdidas económicas lo mantuvo por muchos años.

Caribeño y metódico

Mi padre fue un hombre caribeño, defensor de los valores que tenemos los que nacimos en la Costa. Recuerdo que todos los domingos almorzaba arroz de frijol cabecita negra, plátano en tentación y salpicón de toyo con sus amigos, el coronel Orlando Arévalo que era como su hermano, Arturo Matson Figueroa y Luis H Arrauth Esquivel, entre otros.

Otra de las cosas que quedó marcada en mi memoria, era la costumbre rutinaria de ir todos los sábados al mercado de Bazurto a compartir con sus amigos, y después llegaba al Carulla de Manga donde hacia mercado para él y sus hijos. Tenía un carro Chevrolet Monza, de color verde aceituna, que manejaba a muy baja velocidad de Manga al Centro porque decía que debía manejar a la defensiva.

En cierta ocasión, todos sus hijos quisimos cambiarle el carro, pero él dijo que en vida nunca se iba a quedar con el patrimonio de sus nietos, que el que nos tenia ayudar era él, que los padres nunca pierden la responsabilidad sobre sus hijos. Así era y nadie podía contradecirlo.

Su faceta de formador

Los fines de semana se dedicaba a dictar charlas a los reguladores, conductores y sparrings de su empresa Pemape a quienes les inculcaba el respeto por los valores y la buena educación. En su sepelio me encontré a muchos ex trabajadores que me dijeron: “Estoy pensionado gracias a Don Pedro”.

A su oficina le decían el “cuarto frío”, al que todos le temían cuando eran llamados por su carácter recio y sus llamados de atención, que siempre estaban enmarcados en la rectitud. Aunque todos conocían su nobleza.

En cierta ocasión un conductor faltó al trabajo y cuando mi papá lo inquirió, el señor le dijo que tenía un hijo enfermo y que se había quedado acompañando a su mujer. Entonces, mi papá le dijo: ¿Ahh, es que usted es pediatra?.

“Eso tiene que hacerlo es su esposa y usted debe valorar su trabajo, cuidar su puesto laboral para tener mujer e hijo, debe cuidar su empleo. Es que para él el trabajo, lo era todo.

Repetía siempre que uno viene a la vida a servir. Dio todo en la vida por su familia. Siempre, cuando alguien le pedía un favor, desde el más humilde hasta el más encopetado, decía: “Estoy a sus pies para servirle”.

Otras anécdotas

Si hay algo a lo que me he acostumbrado, es que todo el que escucha mi nombre por primera vez, siempre repite: ¿Pedrito? En cierta ocasión siendo joven pregunté a Lola mi madre y a mis padrinos, que son mis primos, Nelson y Arleth Cottiz Pereira y ellos me comentaron que cuando me llevaron a la iglesia la Ermita del Pie de la Popa, el cura se negó a bautizarme con el diminutivo. Y entonces mi papá amenazó cambiarse de religión si era necesario, pero que tenían que ponerme Pedrito Tomás.

Finalmente, a regañadientes el párroco aceptó. Pero otro día le pregunté a mi padre el por qué de mi nombre en diminutivo y me dijo: “Hijo el corazón me traicionó porque como fuiste mi último hijo quería que todo el mundo te tratara con cariño”.

Mi padre fue un luchador. A la edad de 65 años en 1995 fue diagnosticado con un cáncer de colón, gracias a Dios y a las manos prodigiosas del doctor Antonio María Martínez y al tratamiento oncológico de Haroldo Estrada pudo sobrevivir. Llegaba a las quimioterapias con su mejor vestido y perfumado. De ahí salía a trabajar, aún con los dolores que le dejaban esas sesiones.

Después de que terminó el tratamiento contra el cáncer, siguió yendo al hospital Bocagrande a darle animo a los enfermos de cáncer.
Mi padre superó muchas adversidades, entre ellas la pobreza, la falta de preparación académica y esa enfermedad terrible.

Con este escrito quise recordarte, y lograr refrescar las memorias de quienes te conocieron. Siempre vivirás en los corazones de quienes te conocimos Pedro Manuel Pereira Ramos. Feliz cumpleaños en el cielo. ¡Paz en tu tumba padre amado!

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