Columnista

La escoria de la política

Por: Óscar Borja

Abogado, especialista en Derecho Constitucional 

En reiteradas oportunidades el contenido crítico de mis escritos se lo he dedicado al alcalde de Cartagena, William Dau Chamat,  el cual describo como el hombre de las buenas intenciones, el chabacano, grosero, hablador, inexperto, inepto y todos los calificativos peyorativos que se le puedan imputar al peor de los gobernantes. La sordera del alcalde es impresionante, pero también lo es la indiferencia y la ineptitud de los concejales del Distrito, la ausencia de compromiso, el incumplimiento a los deberes constitucionales que les imponen los artículos 312 y 313 de la constitución:

“1. Reglamentar las funciones y la eficiente prestación de los servicios a cargo del municipio.

2. Adoptar los correspondientes planes y programas de desarrollo económico y social y de obras públicas.

3. Autorizar al alcalde para celebrar contratos y ejercer pro tempore precisas funciones de las que corresponden al Concejo.

4. Votar de conformidad con la Constitución y la ley los tributos y los gastos locales.

5. Dictar las normas orgánicas del presupuesto y expedir anualmente el presupuesto de rentas y gastos.

6. Determinar la estructura de la administración municipal y las funciones de sus dependencias; las escalas de remuneración correspondientes a las distintas categorías de empleos; crear, a iniciativa del alcalde, establecimientos públicos y empresas industriales o comerciales y autorizar la constitución de sociedades de economía mixta.

7. Reglamentar los usos del suelo y, dentro de los límites que fije la ley, vigilar y controlar las actividades relacionadas con la construcción y enajenación de inmuebles destinados a vivienda.

8. Elegir Personero para el período que fije la ley y los demás funcionarios que ésta determine.

9. Dictar las normas necesarias para el control, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural del municipio.

10. Las demás que la Constitución y la ley le asignen. (Art. 313 Constitución Política de Colombia). La notoria desidia para cumplir sus funciones, los pone en peor situación que a nuestro chabacan alcalde.”

Es incomprensible que el Distrito de Cartagena se encuentre en tal grado de deterioro y abandono, cuando existen concejales que vienen desde pasadas administraciones ocupando su curul. Definitivamente el pueblo Cartagenero no ha sabido elegir a sus gobernantes, la mediocridad, la ineptitud, la falta de compromiso y de los deberes constitucionales, de los concejales son la prueba que Cartagena está dirigida por personajes dignos de ser llamados la escoria de la política.

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