Cartagena

Maquillaje para ponerlas bonitas, las murallas y fortalezas de Cartagena entran a mantenimiento

Con el objetivo de continuar garantizando la conservación y permanencia en el tiempo de los Bienes de Interés Cultural del ámbito nacional que se encuentran a su cargo desde octubre de 2012, por designio del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, las autoridades iniciaron mantenimiento.

Retiro de costra negra o biofilm

Tanto en la contramuralla ubicada entre los baluartes de Santa Catalina y San Lucas, en el barrio San Diego del Centro Histórico; así como en la escarpa del foso seco de la batería del Ángel San Rafael en Bocachica, se ha realizado esta actividad haciendo uso de agua, jabón neutro y cepillos de cerdas suaves.

Este proceso, dirigido por maestros y supervisado por arquitectos restauradores de dirección de Obras de la institución, se lleva a cabo cumpliendo estrictamente con las normas de seguridad en el trabajo y con la supervisión de un profesional SISO, de manera que los Héroes del Patrimonio, técnicos egresados de la Etcar, intervengan exitosamente 1300 metros cuadrados en la contraescarpa entre los baluartes de Santa Catalina y de San Lucas y 352,20 en la escarpa del foso seco de la batería del ángel San Rafael.

El trabajo consiste en “el lavado en seco, que es pasar el cepillo de cerdas plásticas y quitarle al muro las impurezas que ha acumulado en el tiempo, posteriormente sigue el lavado en húmedo, que es dejar correr agua con jabón neutro y retirar los polvos que se han contenido de la limpieza en seco. Luego se hace un baño de agua pura, dejándola correr de arriba hacia abajo hasta dejar limpia la muralla”, explica Mario Zapateiro Altamiranda, arquitecto restaurador encargado de la dirección de Obras de la Etcar.

Costura de grietas en el Castillo de San Felipe de Barajas

La construcción del San Felipe se adaptó a las características geológicas del cerro de San Lázaro, el cual pasó por un proceso de adecuación con cortes del terreno para formar planos horizontales e inclinados recubiertos con morteros hechos de materiales resistentes, los cuales fueron denominados explanadas y escarpas. El recubrimiento del cerro incluye además la utilización de piedras calizas y de origen coral previamente talladas, combinadas con ladrillos de arcilla cocida en traba (entrecruzados) para conformar un enchapado fijado con mortero de cal.

Teniendo en cuenta esta condición, las escarpas o enchapes de poco espesor de la fortificación, se adhieren al talud (inclinación del cerro), asumiendo los movimientos del terreno por presencia o escasez de humedad en el cerro, impactando directamente sobre la escarpa (superficie), generando presiones internas que ocasionan algunas fisuras, las cuales se convierten en grietas horizontales o verticales.

El restaurador explica “una vez identificadas las causas de la patología de las grietas, se procede a generar el proceso de intervención, el cual consiste en retirar el material que se ha fracturado por efecto del terreno, hasta lograr establecer unas trabas cada 60 cm usando materiales de la misma naturaleza que los existentes (piedra y ladrillos), para prevenir la desestabilización de la escarpa por el arrastre y pérdida de material arenoso fino, del cual está conformado el cerro”.

 

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