Lo que parecía ser un procedimiento de rutina terminó en tr4ged1a para la familia Edge. Erik Edge, un estudiante de secundaria de 17 años, f4ll3ció durante una cirugía para extraerle las muelas del juicio debido a una aparente mala administración de anestesia.
La extracción de cordales es considerada de bajo ri3sgo, con una tasa de mortalidad de 1 en 365,534 casos, pero el fatídico día, lo improbable ocurrió. Mark Edge, padre del joven, narró que dejó a su hijo en la clínica esperando que todo transcurriera sin problemas. Sin embargo, momentos después, vio la llegada de paramédicos al lugar, señal de que algo había salido t3rriblem3nte m4l.
Según declaraciones de la familia, Erik sufrió una reacción adversa a la anestesia, lo que describieron como “un evento completamente prevenible”. La familia acusa al cirujano de haber actuado simultáneamente como anestesiólogo y odontólogo durante el procedimiento, lo que, según ellos, pudo comprometer la seguridad de su hijo.
Ante la pérdida, los Edge presentaron una demanda contra el cirujano, exigiendo justicia y cuestionando la falta de precauciones durante el procedimiento. Este caso ha encendido el debate sobre las normas de seguridad en intervenciones odontológicas y la necesidad de supervisión especializada en el uso de anestesia.
