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Conozca de qué trata la «happy era»: una negación de la realidad, según el psicólogo Buenaventura del Charco

La época actual, a la que el psicólogo Buenaventura del Charco se refiere como la «happy era», parece estar marcada por una obsesión con la felicidad. Este fenómeno, impulsado en gran medida por las redes sociales, ha llevado a una percepción negativa de sentimientos como la tristeza, que son vistos como indeseables en nuestra sociedad.

Según del Charco, la popularidad de frases como «si la vida te da limones, haz una limonada» ha contribuido a una disminución de la tolerancia hacia las emociones que consideramos negativas. En lugar de ofrecer compasión a quienes atraviesan un mal momento, la sociedad tiende a hacer que se sientan culpables por no ser felices. El psicólogo argumenta que este enfoque es perjudicial, ya que evita que las personas enfrenten la realidad de sus problemas y busquen soluciones genuinas.

Del Charco sostiene que la felicidad no debe basarse en ignorar los problemas, sino en abordarlos de frente. La insistencia en centrarse solo en lo positivo es, para él, un acto de cobardía que impide a las personas tratarse con respeto y afrontar las adversidades. «La vida no va de estar montado en un unicornio expulsando arcoiris», subraya.

El psicólogo también advierte sobre los peligros de la evitación emocional, que es el intento de reemplazar nuestras emociones negativas por otras más aceptables. Según del Charco, este tipo de evitación puede prolongar el malestar emocional e incluso llevar a la ansiedad. Reprimir emociones como la tristeza o la rabia, en lugar de dejarlas aflorar, solo intensifica el problema. «Si no dejamos aflorar esas emociones, nos puede generar ansiedad y estas pueden volver de una manera mucho más intensa», explica.

Del Charco enfatiza la importancia de desahogarse y compartir nuestros sentimientos para liberarnos de ellos de manera efectiva. Al igual que el cuerpo genera hambre para indicarnos que necesitamos comer, nuestras emociones negativas nos empujan a actuar para resolver lo que está mal. Si ignoramos estas señales, el malestar persiste y puede manifestarse de otras maneras, como el enfado o el malestar general.

En resumen, del Charco insta a las personas a permitir que sus emociones sigan su curso natural. «Cuando tenemos una pérdida o decepción, el cuerpo genera dos litros de lágrimas que van a estar ahí hasta que lo llores; la única manera de sacarlo es llorando», concluye, advirtiendo que reprimir estas emociones solo las hará resurgir de formas más dañinas.

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