Abogado, especialista en derecho constitucional
Con bombos y platillos, celebró el presidente Iván Duque Márquez, la captura de Dairo Antonio Usuga, alias “Otoniel”, el máximo jefe del “Clan del golfo”, el grupo criminal, dedicado al narcotráfico, terrorismo, secuestros, masacres, y sobre el cual existen más de ciento veinte procesos y solicitudes de extradición de dos Cortes en los Estados Unidos.
La emoción del presidente lo llevó a comparar la captura del peligroso “Otoniel”, con la caída de Pablo Escobar. Lamentablemente, tal comparación, en lugar de mostrar la reciente captura como una victoria histórica, en realidad tan sólo comprueba que el narcotráfico nunca acaba.
La optimista analogía del primer mandatario de los Colombianos, me lleva a pensar que cada vez que dan de baja a un peligroso mafioso, los criminales, simplemente restructuran sus organizaciones, sin que esto realmente debilite sus fuerzas, pues los crímenes y la larga lista de delitos continúan. Nótese, que no han transcurrido siquiera dos días después de la captura de “Otoniel”, y ya se escuchan noticias de su sucesor.
Mientras existan en las calles consumidores de droga, el negocio del narcotráfico seguirá siendo atractivo y pasará de mano en mano y de jefe en jefe.
La historia nos demuestra que el narcotráfico no desaparece con la captura de los capos, por muy peligrosos o poderosos que estos sean. El pensar que el problema se soluciona con la captura de un narco, es un pajazo mental.
*Acción de pensar o imaginar un asunto con fantasías o ilusiones, creyendo que pueden hacerse realidad. Pero que en verdad son imposibles o muy improbables que sucedan y en ese pensar y expectativa es acompañada de cierto placer o sensación. Son sinónimos de pajazo mental: Ilusión, fantasías, espejismo mental.